14 de noviembre jueves a las 19.00
horas
Presentación y lectura pública
de Los íntimos (Memoria del pan y las rosas) con su autora, Marta
Sanz. Publica: Editorial Anagrama.
Sinopsis: ¿Unas memorias? ¿Un dietario?
¿Un libro de viajes? ¿Un ensayo sobre la literatura y el mundillo literario?
¿Una crónica de la literatura española entre los siglos XX y XXI? ¿Una novela
social? ¿Una carta de suicidio?
Más bien un exorcismo, ya que no
por casualidad arranca con una invocación al padre Karras de El
exorcista. Dice la autora, acaso poseída: «Soy una escritora que pide un
ascenso y ya es demasiado vieja para ascender. Soy una escritora que no cree
−para nada− en la autonomía del campo cultural. Soy una escritora, en medio de
la selva, que se abre camino entre la vegetación con un machetito mellado». Y
asegura: «Escribo un libro para salvarme de los libros y sus repliegues
laterales. Sus turbulencias y su moho. Su copyright. Para recuperar una pureza
que solo me haga pensar en que Confucio es el padre de la confución y
enunciar grandes palabras que trascienden lo local para transformarse en asunto
humano, demasiado humano [...]. Una literatura sin la mugre de la envidia o la
negociación del anticipo. Sin portadas ni listas de notables en los suplementos
literarios».
El libro sobre un imposible.
Sobre cómo todo lo que hay fuera está dentro y lo íntimo termina siendo
político. El mercado en el estilo y el estilo que se cuela entre las rendijas
de la realidad. Sanz −nieta de un mecánico melómano− cuenta ese tránsito y esa
violencia con nervio y amor por la escritura. En estas páginas, que son un
cajón de sastre o de sastra, cabe la reflexión sobre el oficio de escribir, con
sus ferias (del libro y de las vanidades), las lecturas de la infancia y las de
la madurez, los encuentros (singulares) con estrellas de relumbrón como Irvine
Welsh, James Ellroy y Annie Ernaux, los encuentros (más normales) con colegas
como Pilar Adón, Luisgé Martín, Almudena Grandes…
Tiene el lector en sus manos un
ejercicio literario libérrimo, batallador, rebosante de reflexiones sagaces y
de un gozoso sentido del humor. He aquí condensada la vida (y milagros), el
cuerpo, de una escritora perpleja ante la realidad y empeñada en seguir tomando
la palabra. Con resentimiento y gratitud hacia nosotros, lectores, que la
esperamos a este otro lado.
Biografía: Marta Sanz es doctora en
Filología. En Anagrama ha publicado las novelas Black, black, black: «Admirable.
Tiene la crueldad y la lucidez desoladora de una de las mejores novelas de
Patricia Highsmith, El diario de Edith» (Rafael Reig, ABC); Un
buen detective no se casa jamás: «Vuelve a mostrar su dominio del lenguaje
(y de sus juegos) y del registro satírico (de la novela de detectives, de la
novela romántica), con una estupenda narración» (Manuel Rodríguez Rivero, El
País); Daniela Astor y la caja negra (Premio Tigre Juan,
Premio Cálamo y Premio Estado Crítico): «Hipnótico, fascinante y sobrecogedor»
(Jesús Ferrer, La Razón); una versión revisada y ampliada de La
lección de anatomía: «Ha conseguido situarse en una posición de referencia
de la literatura española, o, en palabras de Rafael Chirbes, “en el escalón
superior”» (Sònia Hernández, La Vanguardia); Farándula (Premio
Herralde de Novela): «Muy buena. Estilazo. Talento, brillo, viveza, nervio,
inventiva verbal, verdad» (Marcos Ordóñez, El País); Clavícula:
«Uno de los libros más crudos, brutales e impíos que haya leído en mucho rato»
(Leila Guerriero); una nueva edición de Amor fou: «Una de las
novelas más dolorosas de Marta Sanz... Las heridas que deja son una forma de
lucidez» (Isaac Rosa), pequeñas mujeres rojas: «Una brutalidad
literaria, un despliegue verbal que asombra» (Luisgé Martín), así como el
ensayo Monstruas y centauras: «Extraordinario» (María Jesús
Espinosa de los Monteros, Mercurio) y Persiana metálicas bajan de golpe:
«Una propuesta literaria tan singular, tan diferente a lo que se factura hoy
día en España…No, no exagero. Sanz es de las grandes» (Sara Mesa) y el diario
íntimo Parte de mí: «Un maravilloso diario de pandemia en el que su
origen no empaña la exigencia estilística… Quizá el libro más íntimo de su
autora (Carmen R. Santos, El Imparcial).