Mi infancia fueron el churro va* y la Guerra Fría, que bien mirado venían a ser la misma cosa.
En el primero, divertido juego que arruinó las columnas vertebrales de varias
generaciones de españoles, un equipo se dedicaba a resistir como podía los
saltos del contrario a peso mierda,
intentando adivinar si la cosa era “churro, media manga o manga entera”, para
así pasar de torturado a torturador. En el segundo, yanquis y soviéticos se
levantaban la mano - “que te doy, que te doy”- y se zurraban en casa ajena,
siempre con el temor de que alguien se pasara de listo y todo acabara en
holocausto nuclear, en churro chamuscado, molido y pateado.
Conocemos la historia: el 9 de noviembre de
1989 cayó el Muro de Berlín y poco después la Unión Soviética se descompuso y
desapareció en un plis plas. El churro
va se ausentó para siempre de las
escuelas, y con el tiempo llegó la informática, internet y el tumultuoso jaleo
de las redes sociales. Fukuyama, pobre ingenuo, proclamó el fin de la historia,
Barcelona acogió los Juegos Olímpicos y, años después, la inmortal Ciudad de
Zaragoza la mejor Exposición Regional de la Historia. Una carrera, unas cuantas
navidades, el COVID y así hemos llegado hasta hoy.
Durante años y años, Hollywood, la televisión y
la literatura nos recordaban que nazis, franquistas y fascistas eran los malos.
También los estalinistas, sus primos hermanos. Todos sabíamos que era así,
tampoco tenían que repetirlo mucho: la II Guerra Mundial y su prólogo, la
Guerra Civil Española habían dejado una huella indeleble. Uno crecía y quería
ser astronauta, futbolista o científico, para nada requeté, camisa negra o SS.
Y de repente los admiradores de Hitler, Mussolini y su hermano menor, Franco, ganan
elecciones, presiden parlamentos y gobiernan países y, sobre todo, se permiten
opinar y dar lecciones, vaya sarcasmo. Y ves Doce del Patíbulo, Los
cañones de Navarone, El pianista,
El hundimiento, Salvar al soldado Ryan, Masacre.
Ven y mira, El puente, El submarino, Saló, Dos mujeres o La larga
noche del 43 y legítimamente
opinas que semejantes elementos ni piensan demasiado ni han debido de ver más
cine que Torrente y alguna que otra serie basura. Y te da mucha rabia y con eso te quedas. En fin.
*https://es.wikipedia.org/wiki/Churro_(juego)
NUESTRO CLÁSICO “BONUS TRACK”: 6 libros, 6.
Vida de un pollo blanquecino de piel fina. Andrés Pérez Perruca.
https://tienda.calamo.com/es/libro/vida-de-un-pollo-blanquecino-de-piel-fina_K990060030
No se van a ordenar solas las cosas. Nuria Labari.
https://tienda.calamo.com/es/libro/no-se-van-a-ordenar-solas-las-cosas_2720160054
Intermezzo. Sally Rooney. Traducción de Inga
Pellisa.
https://tienda.calamo.com/es/libro/intermezzo_J560010528
Presentes. Paco Cerdà.
https://tienda.calamo.com/es/libro/presentes_3522970004
África no es un país. Y otros estereotipos que
debemos erradicar.
Dipo Faloyin. Traducción de Noelia González.
https://tienda.calamo.com/es/libro/africa-no-es-un-pais_U580030278
Pipas. Esther L. Calderón.
https://tienda.calamo.com/es/libro/pipas_L430070024